¿Habéis entrado alguna vez en un supermercado con una mochila puesta?
Entonces
probablemente os hayan dicho que tenéis que dejarla en las taquillas de
la entrada. ¿Por qué? Para que no robéis. Porque en los supermercados,
por lo visto, la presunción de inocencia no se lleva. Si tienes una
mochila, existe la posibilidad de que robes. Eres un ladrón en potencia.
Si
las cajeras no se dan cuenta de tu presencia al entrar, la situación
mejora considerablemente. Cuando pasas por caja para pagar, te piden
amablemente que abras la mochila. Es decir, juegan con la posibilidad de
que hayas robado.
Creo
sinceramente que no podemos pasearnos por la vida esperando lo peor de
la gente. En primer lugar, porque no es razonable. En segundo, porque es
contraproducente.
Hobbes dijo que existe una naturaleza humana caracterizada por el instinto de conservación. Como indica el concepto de naturaleza, esta
característica es común a todo ser humano por el hecho de serlo. Como
consecuencia de este instinto, si los intereses de uno y otro individuo
entran en conflicto cada cual se enfrentará al otro por lograr su
objetivo de autoconservación. Por ello, los seres humanos viven en
guerra a menos que un poder común cree un orden artificial. Comúnmente,
se sintetiza la teoría de Hobbes diciendo que el hombre es malo por naturaleza o, con sus propias palabras, "Homo homini lupus est", es decir, el hombre es un lobo para el hombre.
Frente
a Hobbes se levantan, no obstante, voces contrarias, representadas por
los que, junto a él, son los grandes teóricos del Contrato Social. Para
Locke, por ejemplo, no existe una naturaleza humana; el hombre en el
estado de naturaleza se verá impulsado a lograr sus objetivos, pero esto
no tiene por qué ser una fuente de conflicto entre individuos, aunque
puede serlo. Por su parte, Rousseau será más 'idealista' en sus
planteamientos. Para él, el hombre sería "bueno" por naturaleza y sería
al crecer los grupos sociales cuando su naturaleza se vería
transformada.
No
tengo claro en qué punto están los debates en torno a la maldad o
bondad del ser humano, por lo que no estaré expresando más que una
opinión, pero sí tengo bastante claro que hace tiempo que quedó superada
la concepción biologicista del ser humano. El hombre es lo que es
cuando vive en sociedad (un debate interesante pero que nos desviaría
del tema es cómo es el hombre en función del tipo de sociedad en que
habita). Esto no quiere decir que no existan unas ciertas
determinaciones genéticas, pero estas no son tan decisivas con respecto
al comportamiento y acción humana como lo puedan ser la cultura y la
educación. Un argumento sencillo a favor de esta hipótesis sería que hay
gran diversidad entre los seres humanos, y es difícil encontrar un
patrón común para toda la humanidad. Un contraargumento eficaz sería el
que, apoyado en estudios, demuestra que personas con identica educación
desarrollen personalidades diferentes (aunque es discutible hasta que
punto se puede tratar a dos personas exactamente de la misma
manera). En definitiva, nada es blanco o negro, y nada puede ser
explicado exhaustivamente en términos biológicos o culturales.
Sin
embargo, si nos ceñimos a la teoría de que lo cultural tiene un mayor
peso que lo biológico y volviendo al tema que nos ocupaba en un
principio, ¿qué efectos puede tener la aplicación de la "presunción de
culpabilidad"? No pretendo dejar zanjada la cuestión, ni mucho menos.
Tan sólo propondré tres alternativas:
-
Profecía autocumplida: en este caso, suponer que algo va a ocurrir
deriva en que ocurra. Otra forma de decirlo es que, si un individuo
define una situación como real, ésta es real en sus consecuencias.
- Profecía suicida: en este otro caso, teorizar a favor de algo supone que el hecho no se de en la realidad.
- Que no tenga repercusión.
-
Que, aunque no determine que el robo se produzca, afecte negativamente a
la conducta general del individuo, es decir, que el hecho de constatar
que los demás le perciben como "malo" cale en él y deteriore su
comportamiento.
Puede
que el ejemplo del supermercado parezca excesivamente simple y
superficial, sin embargo hay que entender que no es más que un ejemplo
para tratar un tema más profundo como es la existencia o no de una
naturaleza humana y el debate en torno a la bondad y maldad humanas que
tanto tiempo ocupa al hombre.